Jesús
es signo de contradicción.
Ante él los hombres toman posiciones
diametralmente opuestas.
La gente discute y se divide.
Todavía hoy, Cristo
continúa atrayendo discípulos entusiastas a su lado y enemigos que defienden su
propia seguridad y el propio bienestar.
La propuesta de Jesús es reconocerlo
hoy, más allá de la apariencia, en los hermanos más necesitados.
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