¡Cuántas
buenas acciones silenciosas y anónimas en favor de la vida!
¡Cuántas personas
que no han endurecido el corazón y son sensibles a las necesidades de los más
vulnerables!
Jesús ve estas acciones concretas.
Él está allí, en el pobre, en
el sediento, en el encarcelado...
Él recibe con beneplácito nuestros gestos de
amor.
Sobre esas acciones será juzgada nuestra vida.
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