Reflexión
inspirada en el evangelio según san
Marcos 1, 21 - 28
Por lo general, solemos confundir
fácilmente «autoridad” con «poder”, pues normalmente toda autoridad necesita
para ser ejercida un cierto poder.
Sin embargo, hay personas que tienen
autoridad no porque estén investidas de poder o se les haya encomendado una
función social, sino porque su manera de ser y de vivir es reconocida y
aceptada por los demás.
Son personas que irradian autoridad. No
se imponen por su poderío o su fuerza. Es su vida la que atrae y deja huella
profunda en quienes los conocen o tratan.
«Autoridad» es un término que viene del
latín «augere” que significa «hacer crecer”, “agrandar”, “enriquecer», pues las
personas con autoridad ayudan a crecer, nos estimulan, enriquecen la vida de
los demás.
Esta autoridad nace de la misma persona,
de su honestidad, de su actitud responsable y coherente, de su fidelidad.
Ningún poder ni cargo, por importante que sean, pueden sustituirla cuando
falta.
Tal vez éste sea uno de los problemas
más graves de la actual sociedad occidental.
Contamos con personas que tienen “poder
oficial pero no es fácil encontrar hombres y mujeres con autoridad para
convertirse en guías y modelos a seguir.
El problema se agudiza cuando el poder o
cargo oficial es desempeñado por una persona indigna y sin autoridad moral
alguna debido a su comportamiento personal.
Es comprensible que los que ostentan un
poder oficial pretendan deslindar netamente su cargo público de lo que
constituye su vida personal privada.
Ciertamente, un hombre puede ser fiel a
su cargo aunque no sea fiel a su esposa. Puede cumplir honestamente su
responsabilidad pública aunque actúe de manera irresponsable en su vida
privada.
Pero no es el mejor camino para
despertar en los ciudadanos una mayor confianza en los poderes públicos y una
mayor colaboración con sus directrices.
El evangelista Marcos nos recuerda que
en el pueblo judío se despertó la admiración y el seguimiento a Jesús cuando
vieron en él a un hombre que actuaba no como los escribas, sino «con
autoridad».
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