domingo, 1 de octubre de 2017

Domingo 1 de octubre de 2017


MAS QUE PALABRAS


Reflexión inspirada en el evangelio según san Mateo 21, 28-32

“Después se arrepintió y fue.”

Los que hemos nacido en una sociedad «cristiana» corremos el grave riesgo de no llegar a comprender correctamente el significado y la verdad de nuestra fe.

Con frecuencia, nuestra visión particular de la fe, elaborada desde los primeros años de la infancia, no es sometida nunca a una verdadera revisión y no puede, por tanto, fácilmente ser purificada de parcialidades y deformaciones quizás inevitables.

De ahí que muchos se sientan «cristianos» por el mero hecho de afirmar verbalmente un credo o por estar dispuestos a aceptar un conjunto de fórmulas cuyo sentido y valor tampoco interesan demasiado.

Más de uno se considera cristiano solamente porque en el fondo de su conciencia cree poseer la respuesta verdadera al problema último del más allá.

Pero, entonces, la fe no es un impulso para vivir prácticamente según la orientación del evangelio. Al contrario, puede convertirse en algo que alivia al individuo de la pesada tarea de buscar por sí mismo el verdadero sentido de la vida, y de decidir prácticamente la orientación de toda su conducta.

Erich Fromm habla de «los felices propietarios de la fe verdadera» que aceptan su religión como un «seguro de vida», sin que su fe sea impulso creativo y dinamizador de sus personas.

De ahí la actualidad de la parábola de Jesús. Lo importante no son, las palabras que pronuncian los dos protagonistas del relato sino su conducta real. Sólo hace la voluntad del padre el hijo que de hecho va a trabajar a la viña.

Ser creyente es algo más que recitar fórmulas de fe o confesar nuestra simpatía por la concepción cristiana de la vida.

No nos apresuremos a considerarnos creyentes. La fe no es algo que se posee sino un proceso que se vive. Más importante que confesarnos cristianos es esforzarse prácticamente por llegar a serlo.


La parábola de Jesús nos obliga a revisar nuestro cristianismo. La fe no consiste en pensar sino en recorrer el camino seguido por el Maestro. Somos creyentes en la medida en que la fe desencadena en nosotros una nueva manera de vivir siguiendo las huellas trazadas por él.

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