domingo, 21 de agosto de 2016

¿QUÉ TOLERANCIA?



Reflexión inspirada en el evangelio según san Lucas 13,22-30

Entrar por la puerta estrecha.

La tolerancia ocupa hoy un lugar eminente entre las virtudes más apreciadas en Occidente. Así lo confirman todas las encuestas. Ser tolerante es hoy un valor social cada vez más generalizado sobre todo en el área de lo sexual, lo político o lo religioso. Las jóvenes generaciones no soportan ya la intolerancia y la falta de respeto al otro.

Todos hemos de celebrar este nuevo clima social después de siglos de intolerancia y de violencia perpetrada muchas veces en nombre de la religión o del dogma. Cómo se estremece hoy nuestra conciencia al leer obras como la excelente novela de Miguel Delibes, El hereje, y qué gozo experimenta nuestro corazón ante ese canto apasionado a la tolerancia y a la libertad de pensamiento.

Todo ello no impide que seamos críticos con un tipo de «tolerancia» que más que virtud o ideal humano, es desafección hacia los valores e indiferencia grande ante el sentido de cualquier proyecto humano: cada uno puede pensar lo que quiera y hacer lo que le dé la gana porque poco importa lo que el ser humano haga con su vida. Esta «tolerancia» nace cuando faltan principios claros para distinguir el bien del mal y cuando las exigencias morales quedan diluidas o se mantienen bajo mínimos.

La verdadera tolerancia no es «nihilismo moral» ni cinismo o indiferencia ante la erosión actual de valores. Es respeto a la conciencia del otro, apertura a todo valor humano, interés por todo lo que hace al ser humano más digno de este nombre. La tolerancia es un gran valor, no porque no haya verdad objetiva ni moral alguna, sino porque el mejor modo de acercarnos a ellas es el diálogo y la apertura mutua.

Cuando no es así, pronto queda desenmascarada. Se presume de tolerancia, pero se reproducen nuevas exclusiones y discriminaciones, se afirma el respeto a todo y a todos, pero se descalifica y ridiculiza aquello que molesta. ¿Cómo explicar que en una sociedad que se proclama tolerante brote de nuevo la xenofobia o se alimente la burla de lo religioso?


En la dinámica de toda verdadera tolerancia hay un deseo de buscar siempre lo mejor para el ser humano. Ser tolerante es dialogar, buscar juntos, construir un futuro mejor sin despreciar ni excluir a nadie. Pero la tolerancia no es irresponsabilidad, abandono de valores, olvido de las exigencias morales. La llamada de Jesús a entrar por la «puerta estrecha» no tiene nada que ver con un rigorismo crispado y estéril, pero sí es una llamada a vivir radicalmente sin olvidar las exigencias a veces apremiantes de toda vida digna del ser humano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario