domingo, 6 de noviembre de 2016

AMIGO DE LA VIDA



Reflexión inspirada en el evangelio según san Lucas 20,27-38
“Un Dios de vivos.”

«Dios es amigo de la vida». Ésta era una de las convicciones básicas de Jesús. Por eso, discutiendo un día con un grupo de saduceos que negaban la resurrección, les confesó claramente su fe: «Dios no es Dios de muertos sino de vivos».

Jesús no se podía ni imaginar que a Dios se le vayan muriendo sus criaturas; que, después de unos años de vida, la muerte le vaya dejando sin sus hijos e hijas queridos. No es posible. Dios es fuente inagotable de vida. Dios crea a los vivientes, los cuida, los defiende, se compadece de ellos y rescata su vida del pecado y de la muerte.

Jesús no leyó nunca el libro de la Sabiduría, escrito hacia el año 50 a.C. en Alejandría, pero su manera de actuar con los pecadores y su mensaje acerca de Dios recuerdan una página inolvidable de este sabio judío que escribe así: «Tú te compadeces de todos porque lo puedes todo; cierras los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. ¿Cómo conservarían su existencia si tú no los hubieras creado? Pero tú perdonas a todos porque son tuyos, Señor amigo de la vida».

Dios es amigo de la vida. Por eso se compadece de todos los que no saben o no pueden vivir de manera digna. Llega incluso a «cerrar los ojos» a los pecados de los hombres para que descubran de nuevo el camino de la vida. No aborrece nada de lo que ha creado. Ama a todos los seres; de lo contrario, no los hubiera hecho. Perdona a todos, se compadece de todos, quiere la vida de todos, porque todos son suyos.

¿Cómo no amamos con más pasión la creación entera? ¿Por qué no cuidamos y defendemos con más fuerza la vida de todos los seres de tanta depredación y agresión? ¿Por qué no nos compadecemos de tantos «excluidos» para los que este mundo no es su casa? ¿Cómo podemos seguir pensando que nuestro bienestar es más importante que la vida de tantos hombres y mujeres que se sienten extraños y sin sitio en esta tierra creada por Dios para ellos?


Es increíble que no captemos lo absurdo de nuestra religión cuando cantamos al Creador y Resucitador de la vida y, al mismo tiempo, contribuimos a generar hambre, sufrimiento y degradación en sus criaturas.


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