domingo, 10 de diciembre de 2017

HACER CAMINOS



Reflexión inspirada en el evangelio según san Marcos 1,1-8

 Preparen el camino del Señor.

«Preparen el camino al Señor». Tal vez, es la primera llamada que hemos de escuchar hoy los cristianos. La más urgente y decisiva. Estamos tratando de hacer no pocas cosas, pero ¿cómo preparar nuevos caminos al Señor en nuestras comunidades?

Antes que nada, nos hemos de parar para detectar qué zonas de nuestra vida no están iluminadas o conducidas por el Espíritu de Jesús. Podemos funcionar bien como una comunidad religiosa en torno al culto, pero seguir impermeables a aspectos esenciales del Evangelio. ¿En qué nos reconocería hoy Jesús como sus discípulos y seguidores?

Además, hemos de discernir la calidad evangélica de lo que hacemos. La palabra de Jesús nos puede liberar de algunos autoengaños. No todo lo que vivimos viene de Galilea. Si no somos un grupo configurado por los rasgos esenciales de Jesús, ¿qué somos exactamente?

Es esencial «buscar el reino de Dios y su justicia». Rebelarnos frente a la indiferencia social que nos impide mirar la vida desde los que sufren. Resistirnos a formas de vida que nos encierran dentro de nuestro egoísmo. Si no contagiamos compasión y atención a los últimos, ¿qué estamos difundiendo en la sociedad?

Hay un «imperativo cristiano» que podría orientamos en la búsqueda real de la justicia de Dios en el mundo: actuar entre nosotros de tal forma que ese comportamiento se pudiera convertir en norma universal para todos los humanos. Señalar testimonialmente caminos hacia un mundo más justo, amable y esperanzado. ¿Cambiaría mucho la sociedad si todos actuaran como lo hacemos en nuestra pequeña comunidad?


Seguramente, sería enriquecedor introducir entre nosotros aquel lema incisivo y sugerente que circuló hace unos años en comunidades cristianas de Alemania: «Piensa globalmente y actúa localmente». Hemos de abrir el horizonte de nuestras comunidades hasta el mundo entero; aprender a procesar la información que recibimos desde la mirada compasiva de Dios hacia todas sus criaturas. Luego, abrir caminos de compasión y justicia en el pequeño mundo en que nos movemos cada día.



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