Reflexión
inspirada en el evangelio según san Marcos 1,1-8
Preparen el camino del
Señor.
«Preparen el camino al Señor». Tal vez,
es la primera llamada que hemos de escuchar hoy los cristianos. La más urgente
y decisiva. Estamos tratando de hacer no pocas cosas, pero ¿cómo preparar
nuevos caminos al Señor en nuestras comunidades?
Antes que nada, nos hemos de parar para
detectar qué zonas de nuestra vida no están iluminadas o conducidas por el
Espíritu de Jesús. Podemos funcionar bien como una comunidad religiosa en torno
al culto, pero seguir impermeables a aspectos esenciales del Evangelio. ¿En qué
nos reconocería hoy Jesús como sus discípulos y seguidores?
Además, hemos de discernir la calidad
evangélica de lo que hacemos. La palabra de Jesús nos puede liberar de algunos
autoengaños. No todo lo que vivimos viene de Galilea. Si no somos un grupo
configurado por los rasgos esenciales de Jesús, ¿qué somos exactamente?
Es esencial «buscar el reino de Dios y
su justicia». Rebelarnos frente a la indiferencia social que nos impide mirar
la vida desde los que sufren. Resistirnos a formas de vida que nos encierran
dentro de nuestro egoísmo. Si no contagiamos compasión y atención a los
últimos, ¿qué estamos difundiendo en la sociedad?
Hay un «imperativo cristiano» que podría
orientamos en la búsqueda real de la justicia de Dios en el mundo: actuar entre
nosotros de tal forma que ese comportamiento se pudiera convertir en norma
universal para todos los humanos. Señalar testimonialmente caminos hacia un
mundo más justo, amable y esperanzado. ¿Cambiaría mucho la sociedad si todos
actuaran como lo hacemos en nuestra pequeña comunidad?
Seguramente, sería enriquecedor
introducir entre nosotros aquel lema incisivo y sugerente que circuló hace unos
años en comunidades cristianas de Alemania: «Piensa globalmente y actúa
localmente». Hemos de abrir el horizonte de nuestras comunidades hasta el mundo
entero; aprender a procesar la información que recibimos desde la mirada
compasiva de Dios hacia todas sus criaturas. Luego, abrir caminos de compasión
y justicia en el pequeño mundo en que nos movemos cada día.
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