Reflexión inspirada en el evangelio
según san Marcos 1, 14-20
No sabemos con certeza cómo reaccionaron
los discípulos del Bautista cuando Herodes Antipas lo encarceló en la fortaleza
de Maqueronte. Conocemos la reacción de Jesús. No se ocultó en el desierto.
Tampoco se refugió entre sus familiares de Nazaret. Comenzó a recorrer las
aldeas de Galilea predicando un mensaje original y sorprendente.
El evangelista Marcos lo resume diciendo
que «marchó a Galilea proclamando la Buena Noticia de Dios». Jesús no repite la
predicación del Bautista, ni habla de su bautismo en el Jordán. Anuncia a Dios
como algo nuevo y bueno. Este es su mensaje.
«Se ha cumplido el plazo». El tiempo de
espera que se vive en Israel ha acabado. Ha terminado también el tiempo del
Bautista. Con Jesús comienza una era nueva. Dios no quiere dejarnos solos ante
nuestros problemas, sufrimientos y desafíos. Quiere construir junto con
nosotros un mundo más humano.
«Está cerca el reino de Dios». Con una
audacia desconocida, Jesús sorprende a todos anunciando algo que ningún profeta
se había atrevido a declarar: "Ya está aquí Dios, con su fuerza creadora
de justicia, tratando de reinar entre nosotros". Jesús experimenta a Dios
como una Presencia buena y amistosa que está buscando abrirse camino entre
nosotros para humanizar nuestra vida.
Por eso, toda la vida de Jesús es una
llamada a la esperanza. Hay alternativa. No es verdad que la historia tenga que
discurrir por los caminos de injusticia que le trazan los poderosos de la
tierra. Es posible un mundo más justo y fraterno. Podemos modificar la
trayectoria de la historia.
«Conviértanse». Ya no es posible vivir
como si nada estuviera sucediendo. Dios pide a sus hijos e hijas colaboración.
Por eso grita Jesús: "Cambien de manera de pensar y de actuar". Somos
las personas las que primero hemos de cambiar. Dios no impone nada por la
fuerza, pero está siempre atrayendo nuestras conciencias hacia una vida más
humana.
«Crean en esta Buena Noticia». Tómenla
en serio. Despierten de la indiferencia. Movilicen sus energías. Crean que es posible
humanizar el mundo. Crean en la fuerza liberadora del Evangelio. Crean que es
posible la transformación. Introduzcan en el mundo la confianza.
¿Qué hemos hecho de este mensaje
apasionante de Jesús? ¿Cómo lo hemos podido olvidar? ¿Con qué lo hemos sustituido?
¿En qué nos estamos entreteniendo si lo primero es "buscar el reino de
Dios y su justicia"? ¿Cómo podemos vivir tranquilos observando que el
proyecto creador de Dios de una tierra llena de paz y de justicia está siendo
aniquilado por los hombres?
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