Reflexión
inspirada en el evangelio según san Mateo 18, 15-20
"Allí estoy yo en medio de ellos."
Al parecer, a las primeras
generaciones de cristianos no les preocupaba mucho el número. A finales del
siglo primero eran sólo unos veinte mil, perdidos en medio del imperio romano.
¿Eran muchos o eran pocos? Ellos formaban la Iglesia de Jesús y lo importante
era vivir de su Espíritu. Pablo invita constantemente a los miembros de sus
pequeñas comunidades a que «vivan en Cristo». El cuarto evangelio exhorta a sus
lectores a que «permanezcan en él».
Mateo, por su parte, pone en boca
de Jesús estas palabras: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos». En la Iglesia de Jesús no se puede estar de
cualquier manera: por costumbre, por inercia o por miedo. Sus seguidores han de
estar «reunidos en su nombre», convirtiéndose a él, alimentándose de su
evangelio. Ésta es también hoy nuestra primera tarea, aunque seamos pocos,
aunque seamos dos o tres.
Reunirse en el nombre de Jesús es
crear un espacio para vivir la existencia entera en torno a él y desde su
horizonte. Un espacio espiritual bien definido, no por doctrinas, costumbres o
prácticas, sino por el Espíritu de Jesús que nos hace vivir con su estilo.
El centro de este «espacio de
Jesús» lo ocupa la narración del evangelio. Es la experiencia esencial de toda
comunidad cristiana: «hacer memoria de Jesús», recordar sus palabras, acogerlas
con fe y actualizarlas con gozo. Ese arte de acoger el evangelio desde nuestros
días nos permite entrar en contacto con Jesús y vivir la experiencia de ir creciendo
como discípulos y seguidores suyos.
En este espacio creado en su nombre
vamos caminando, no sin debilidades y pecado, hacia la verdad del evangelio,
descubriendo juntos el núcleo esencial de nuestra fe y recuperando nuestra
identidad cristiana en medio de una Iglesia a veces tan debilitada por la
rutina y tan paralizada por los miedos.
Este espacio dominado por Jesús es
lo primero que hemos de cuidar, consolidar y profundizar en nuestras
comunidades y parroquias. No nos engañemos. La renovación de la Iglesia
comienza siempre en el corazón de dos o tres creyentes que se reúnen en el
nombre de Jesús.
Aquí le ofrecemos el audio del programa radial "Domingo en Familia"
(Radio Polar, domingo - mediodía)
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