Reflexión
inspirada en el evangelio según san Mateo 16, 13-20
"¿Quién dicen ustedes que soy
yo?". Lo mismo que los primeros discípulos, también los cristianos de hoy
hemos de responder a Jesús para recordar de quién nos hemos fiado, a quién
estamos siguiendo y qué podemos esperar de él. También nosotros vivimos
animados por la misma fe.
Jesús, tú eres el Hijo de Dios
vivo. Creemos que vienes de Dios. Tú puedes acercarnos como nadie a su
Misterio. De ti podemos aprender a confiar siempre en él, a pesar de los
interrogantes, dudas e incertidumbres que nacen en nuestro corazón. ¿Quién
reavivará nuestra fe en un Dios Amigo si no eres tú? En medio de la noche que
cae sobre tus seguidores, muéstranos al Padre.
Jesús, tú eres el Mesías, el gran
regalo del Padre al mundo entero. Tú eres lo mejor que tenemos tus seguidores,
lo más valioso y atractivo. ¿Por qué se apaga la alegría en tu Iglesia? ¿Por
qué no acogemos, disfrutamos y celebramos tu presencia buena en medio de
nosotros? Jesús, sálvanos de la tristeza y contágianos tu alegría.
Jesús, tú eres nuestro Salvador. Tú
tienes fuerza para sanar nuestra vida y encaminar la historia humana hacia su
salvación definitiva. Señor, la Iglesia que tú amas está enferma. Es débil y ha
envejecido. Nos faltan fuerzas para caminar hacia el futuro anunciando con
vigor tu Buena Noticia. Jesús, si tú quieres, puedes curarnos.
Jesús, tú eres la Palabra de Dios
hecha carne. El gran Indignado que ha acampado entre nosotros para denunciar
nuestro pecado y poner en marcha la renovación radical que necesitamos. Sacude
la conciencia de tus seguidores. Despiértanos de una religión que nos
tranquiliza y adormece. Recuérdanos nuestra vocación primera y envíanos de
nuevo a anunciar tu reino y curar la vida.
Jesús, tú eres nuestro único Señor.
No queremos sustituirte con nadie. La Iglesia es sólo tuya. No queremos otros
señores. ¿Por qué no ocupas siempre el centro de nuestras comunidades? ¿Por qué
te suplantamos con nuestro protagonismo? ¿Por qué ocultamos tu evangelio? ¿Por
qué seguimos tan sordos a tus palabras si son espíritu y vida? Jesús, ¿a quién
vamos a ir? Tú sólo tienes palabras de vida eterna.
Jesús, tú eres nuestro Amigo. Así
nos llamas tú, aunque casi lo hemos olvidado. Tú has querido que tu Iglesia sea
una comunidad de amigos y amigas. Nos has regalado tu amistad. Nos has dejado
tu paz. Nos la has dado para siempre. Tú estás con nosotros hasta el final.
¿Por qué tanta discordia, recelo y enfrentamientos entre tus seguidores?
Jesús, danos hoy tu paz. Nosotros
no la sabemos encontrar.
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