Reflexión inspirada en el evangelio
según san Mateo 1,18-24
Antes de que nazca Jesús en Belén,
Mateo declara que llevará el nombre de «Emmanuel», que significa
«Dios-con-nosotros». Su indicación no deja de ser sorprendente, pues no es el
nombre con que Jesús fue conocido, y el evangelista lo sabe muy bien. En
realidad, Mateo está ofreciendo a sus lectores la clave para acercarnos al
relato que nos va a ofrecer de Jesús, viendo en su persona, en sus gestos, en
su mensaje y en su vida entera el misterio de Dios compartiendo nuestra vida.
Esta fe anima y sostiene a quienes seguimos a Jesús.
Dios está con nosotros. No
pertenece a una religión u otra. No es propiedad de los cristianos. Tampoco de
los buenos. Es de todos sus hijos e hijas. Está con los que lo invocan y con
los que lo ignoran, pues habita en todo corazón humano, acompañando a cada uno
en sus gozos y sus penas. Nadie vive sin su bendición.
Dios está con nosotros. No
escuchamos su voz. No vemos su rostro. Su presencia humilde y discreta, cercana
e íntima, nos puede pasar inadvertida. Si no ahondamos en nuestro corazón, nos
parecerá que caminamos solos por la vida.
Dios está con nosotros. No grita.
No fuerza a nadie. Respeta siempre. Es nuestro mejor amigo. Nos atrae hacia lo bueno,
lo hermoso, lo justo. En él podemos encontrar luz humilde y fuerza vigorosa
para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la muerte.
Dios está con nosotros. Cuando
nadie nos comprende, él nos acoge. En momentos de dolor y depresión, nos
consuela. En la debilidad y la impotencia nos sostiene. Siempre nos está
invitando a amar la vida, a cuidarla y hacerla siempre mejor.
Dios está con nosotros. Está en los
oprimidos defendiendo su dignidad, y en los que luchan contra la opresión
alentando su esfuerzo. Y en todos está llamándonos a construir una vida más
justa y fraterna, más digna para todos, empezando por los últimos.
Dios está con nosotros. Despierta
nuestra responsabilidad y pone en pie nuestra dignidad. Fortalece nuestro
espíritu para no terminar esclavos de cualquier ídolo. Está con nosotros
salvando lo que nosotros podemos echar a perder.
Dios está con nosotros. Está en la
vida y estará en la muerte. Nos acompaña cada día y nos acogerá en la hora
final. También entonces estará abrazando a cada hijo o hija, rescatándonos para
la vida eterna.
Dios está con nosotros. Esto es lo
que celebramos los cristianos en las fiestas de Navidad: creyentes, menos
creyentes, malos creyentes y casi increyentes. Esta fe sostiene nuestra esperanza y pone alegría en nuestras vidas.
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