REUNIDOS
POR JESÚS
Reflexión
inspirada en el evangelio según san Mateo 18, 15-20
Al parecer, el crecimiento del
cristianismo en medio del imperio romano fue posible gracias al nacimiento
incesante de grupos pequeños y casi insignificantes que se reunían en el nombre
de Jesús para aprender juntos a vivir animados por su Espíritu y siguiendo sus
pasos.
Sin duda, fue importante la intervención
de Pablo, Pedro, Bernabé y otros misioneros y profetas. También las cartas y
escritos que circulaban por diversas regiones. Sin embargo, el hecho decisivo
fue la fe sencilla de creyentes cuyos nombres no conocemos, que se reunían para
recordar a Jesús, escuchar su mensaje y celebrar la cena del Señor.
No hemos de pensar en grandes
comunidades sino en grupos de vecinos, familiares o amigos, reunidos en casa de
alguno de ellos. El evangelista Mateo los tiene presentes cuando recoge estas
palabras de Jesús: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos».
No pocos teólogos piensan que el futuro
del cristianismo en occidente dependerá en buena parte del nacimiento y el
vigor de pequeños grupos de creyentes que, atraídos por Jesús, se reúnan en
torno al Evangelio para experimentar la fuerza real que tiene Cristo para
engendrar nuevos seguidores.
La fe cristiana no podrá apoyarse en el
ambiente sociocultural. Estructuras territoriales que hoy sostienen la fe de
quienes no han abandonado la Iglesia quedarán desbordadas por el estilo de vida
de la sociedad moderna, la movilidad de las gentes, la penetración de la
cultura virtual y el modo de vivir el fin de semana.
Los sectores más lúcidos del
cristianismo se irán concentrando en el Evangelio como el reducto o la fuerza
decisiva para engendrar la fe. Ya el concilio Vaticano II hace esta afirmación:
"El Evangelio... es para la Iglesia principio de vida para toda la duración
de su tiempo". En cualquier época y en cualquier sociedad es el Evangelio
el que engendra y funda la Iglesia, no nosotros.
Nadie conoce el futuro. Nadie tiene
recetas para garantizar nada. Muchas de las iniciativas que hoy se impulsan
pasarán rápidamente, pues no resistirán la fuerza de la sociedad secular,
plural e indiferente. Dentro de pocos años sólo nos podremos ocupar de lo
esencial.
Tal vez Jesús irrumpirá con una fuerza
desconocida en esta sociedad descreída y satisfecha a través de pequeños grupos
de cristianos sencillos, atraídos por su mensaje de un Dios Bueno, abiertos al
sufrimiento de las gentes y dispuestos a trabajar por una vida más humana. Con
Jesús todo es posible. Hemos de estar muy atentos a sus llamadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario